lunes, 21 de noviembre de 2011

Los Conejos Porfiados

Había una vez un conejo que corría velozmente seguido de dos perros.
De su madriguera salió rápidamente un compañero del conejo y le preguntó:
— Amigo, ¿por qué corres tanto?
A lo que el otro respondió:
—Dos perros galgos de caza me vienen siguiendo.
—¡Ah, sí!, allá los veo, pero creo que no son galgos, sino lebreles.
—¡Te digo que son galgos, corre!
—¡Te digo que no, que son lebreles!
—¡Te digo que son galgos de caza!
—¡Te digo que son lebreles!
Y en eso estaban los dos conejos, discutiendo, cuando llegaron los perros y sin compasión los atraparon.

No te distraigas discutiendo cosas secundarias, dedica tus capacidades a los asuntos realmente importantes.

Un oso entre dos amigos



Había una vez dos pequeños amigos que paseaban tranquilamente por la espesa arboleda de un bosque, cuando de pronto apareció ante ellos un enorme oso que los asustó mucho.
El animal avanzó de modo decidido hacia los niños y entonces uno de ellos corrió y se subió rápidamente a un árbol, sin pensar siquiera si su amigo necesitaba ayuda.
El otro, aterrorizado, se dejó caer en el suelo y, fingiéndose muerto, contuvo la respiración dejando que el oso lo olfateara.
Como el oso lo creyó muerto (y, según se cuenta, a los osos no les gusta alimentarse de cadáveres), se alejó pacíficamente sin hacerle daño.
Entonces el niño del árbol bajó a abrazar a su amigo y le dijo:
— Me pareció que el oso te decía algo al oído. ¿Qué fue?
— Así es, contestó el otro. Me ha revelado un valioso secreto y es éste:

No confíes en aquellos amigos que cuando te ven en dificultades te abandonan.

martes, 5 de julio de 2011

Cuento: La cola de león.


En una pequeña aldea vivía un niño llamado Leo. Era un chico delgado y bajito, y vivía siempre con el miedo en el cuerpo, pues algunos chicos de un pueblo vecino acosaban del pobre Leo y trataban de divertirse a su costa.
Un día, un joven mago que estaba de paso por la aldea vio las burlas. Cuando los chicos se marcharon, se acercó a Leo y le regaló una preciosa cola de león, con una pequeña cinta que permitía sujetarla a la cintura.
- Es una cola mágica. Cuando la persona que la lleva actúa valientemente, esa persona se convierte en un fierísimo león.
Habiendo visto los poderes de aquel joven mago algunos días antes durante sus actuaciones, Leo no dudó de sus palabras, y desde aquel momento llevaba la cola de león colgando de su cintura, esperando que aparecieran los chicos malos para darles un buen escarmiento.
Pero cuando llegaron los chicos, Leo tuvo miedo y trató de salir corriendo. Sin embargo, pronto lo alcanzaron y lo rodearon. Ya iban a comenzar las bromas y empujones de siempre, cuando Leo sintió la cola de león colgando de su cintura. Entonces el niño, juntando todo su coraje, tensó el cuerpo, cerró los puños, se estiró, levantó la cabeza, miró fijamente a los ojos a cada uno de ellos, y con toda la calma y fiereza del mundo, prometió que si no le dejaban tranquilo en ese instante, uno de ellos, aunque sólo fuera uno, se arrepentiría para siempre, hoy, mañana, o cualquier otro día... y siguió mirándolos a los ojos, con la más dura de sus miradas, dispuesto a cumplir lo que decía.
Leo sintió un gran escalofrío. Debía ser la señal de que se estaba transformando en un león, porque las caras de los chicos cambiaron su gesto. Todos dieron un paso atrás, se miraron unos a otros, y finalmente se marcharon de allí corriendo. Leo tuvo ganas de salir tras ellos y destrozarlos con su nueva figura, pero cuando intentó moverse, sintió sus piernas cortas y normales, y tuvo que abandonar esa idea.
No muy lejos, el mago observaba sonriente, y corrió a felicitar a Leo. El niño estaba muy contento, aunque algo desilusionado porque su nueva forma de león hubiera durado tan poco, y no le hubiera permitido luchar con aquellos chicos.
- No hubieras podido, de todas formas- le dijo el mago- Nadie lucha contra los leones, pues sólo con verlos, y saber lo fieros y valientes que son, todo el mundo huye. ¿Has visto alguna vez un león luchando?
Era verdad. No recordaba haber visto nunca un león luchando. Entonces Leo se quedó pensativo, mirando la cola de león. Y lo comprendió todo. No había magia, ni transformaciones, ni nada. Sólo un buen amigo que le había enseñado que los abusones y demás animalejos cobardes nunca se atreven a enfrentarse con un chico valiente de verdad.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

Cuentos, estimulan la inteligencia.


¿Has observado la expresión de un niño cuando se le narra un cuento? Sea con las clasicas historias o con nuevas que pueda encontrar, vera que sus ojos se agrandan, sonríe con carita de sorpresa, etc. Esta sana costumbre de leer cuentos, ademas de ser divertida, es importante en le desarrollo infantil.
El primer libro de un niño es un cuento. Ademas de desplegar su imaginación, lo acerca a la lectura y la comprensión de textos , lo cual se puede comprobar haciéndole preguntas".Ello le incrementa el vocabulario, pues empieza a entender palabras ''simbólicas'' (por ejemplo, aproximadamente, etc.), y se le puede narrar con algunas palabras nuevas (como potro, en vez de caballo). Aprende organización gramatical (estructura de frase y oraciones, lo que después le servira para escribir), la secuencia de una historia (inicio, situación de crisis y final) y de la lectura en nuestro idioma (de izquierda a derecha). También ayuda a desarrollar la memoria. Muchas veces piden el mismo cuento, porque la repetición les da seguridad al ser una rutina clara, establecida. Por eso, si se altera el final o se corta alguna parte, se dan cuenta.

Hábitos de estudios

Saber si lo que se hace está bien o mal incita al individuo a modificar su conducta para que sea más eficiente en sus estudios. El docente debe iniciar a sus estudiantes la práctica dirigida, es decir, el estudio debe ir bien orientado, o sea, hacerles ver en todo momento los objetivos que pueden alcanzar con su actividad, y que comprendan el propósito del estudio. El estudio no puede motivar al alumno si éste no sabe por qué y para qué lo realiza.
La motivación exige que cada respuesta sea reforzada positivamente, de modo que sirva de preparación para la siguiente, y esta a su vez para otra posterior; con el fin de que el nivel de expectativas se mantenga durante el tiempo preciso. De esta manera la fuerza del hábito se vigoriza como un ejercicio de repetición y fortalecimiento.
Si un educador se propone crear y mantener técnicas y hábitos de estudio en sus alumnos solo cuenta con lo que la escuela posea para reforzar al estudiante entre lo que se encuentra: materiales de estudio bien diseñados y organizados y la buena voluntad, el deseo de enseñar y el afecto del docente.
Recomendaciones, que se deben tener en cuenta para mejorar o desarrollar hábitos de estudio:
 (a) establecer un horario de estudio
 (b) distribución y organización adecuada del tiempo
 (c) preparación continua entre lo que destaca: repasar diariamente las asignaturas, preparar las asignaciones con regularidad, no dejarlo todo para el final
(d) desarrollar hábitos eficientes de lectura como: hacer resúmenes, esquemas, subrayar ideas principales, hacer uso del diccionario
(e) estudiar en un lugar libre de ruidos, con buena iluminación y ventilación.
Muchos de los problemas respecto al éxito en la escuela, giran en torno al desarrollo de los buenos hábitos de estudio y expectativas respecto a las tareas en casa y, afirma que los padres pueden desempeñar un papel importante proveyendo estímulos, ambiente y materiales necesarios para que el estudio sea una actividad exitosa. Algunas de las cosas generales que los adultos pueden hacer incluyen:
 (a) establecer una rutina para las comidas, hora de ir a la cama, estudio y hacer la tarea
 (b) animar a su niño para que esté "listo" para estudiar sólo (concentrar su atención y relajarse),
 (c) ofrecer estudiar con el niño periódicamente.

Castigos ¿Son eficaces?


Cuando las palabras se agotan y no se ven resultados, la mayoría de los padres opta por los castigos, pero ¿son eficaces? muchas veces estos métodos punitivos son ineficaces, padres que castigan a sus hijos con horas extras de estudio o los obligan a estudiar si les va mal en una prueba. O colegios que castigan a sus alumnos dejándolos más tiempo que los demás haciendo tareas. Todas son estrategias que no contribuyen a motivar el estudio sino todo lo contrario.
Lo importante es conocer la capacidad de estudio de los hijos. En ese sentido no es recomendable sobre exigirlos -cuando sus capacidades están al límite- ni sub exigirlos cuando están fracasando, pero claramente pueden rendir más.
En ese sentido se debe diferenciar entre motivar a un hijo al que le cuesta bastante y tiene malas notas, y motivar a uno que no le cuesta y tiene buenas notas.
En ambos casos, sin embargo, lo ideal es llegar a un acuerdo con el menor sobre lo que se espera de su rendimiento en el colegio. Si no lo puede lograr es necesario explorar cuáles son las razones: desmotivación, problemas de aprendizaje, de salud mental, familiares, de relaciones sociales, etc. Muchas veces es necesario consultar a un especialista .
No hay una manera única de motivarlo. A algunos les puede servir proponerles refuerzos si mantienen el rendimiento o acordar qué consecuencias tendrá si no logran el rendimiento que acordaron con sus padres. Lo importante aquí es fomentar la progresiva autonomía de los hijos en el estudio.

Autoestima en los niños

La autoestima es un elemento básico en la formación personal de los niños. De su grado de autoestima dependerá su desarrollo en el aprendizaje, en las buenas relaciones, en las actividades, y por qué no decirlo, en la construcción de la felicidad. Cuando un niño adquiere una buena autoestima se siente competente, seguro, y valioso. Entiende que es importante aprender, y no se siente disminuido cuando necesita de ayuda. Será responsable, se comunicará con fluidez, y se relacionará con los demás de una forma adecuada. Al contrario, el niño con una baja autoestima no confiará en sus propias posibilidades ni en las de los demás. Se sentirá inferior frente a otras personas y, por lo tanto, se comportará de una forma más tímida, más crítica y con escasa creatividad, lo que en algunos casos le podrá llevar a desarrollar conductas agresivas, y a alejarse de sus compañeros y familiares.