martes, 5 de julio de 2011

Cuento: La cola de león.


En una pequeña aldea vivía un niño llamado Leo. Era un chico delgado y bajito, y vivía siempre con el miedo en el cuerpo, pues algunos chicos de un pueblo vecino acosaban del pobre Leo y trataban de divertirse a su costa.
Un día, un joven mago que estaba de paso por la aldea vio las burlas. Cuando los chicos se marcharon, se acercó a Leo y le regaló una preciosa cola de león, con una pequeña cinta que permitía sujetarla a la cintura.
- Es una cola mágica. Cuando la persona que la lleva actúa valientemente, esa persona se convierte en un fierísimo león.
Habiendo visto los poderes de aquel joven mago algunos días antes durante sus actuaciones, Leo no dudó de sus palabras, y desde aquel momento llevaba la cola de león colgando de su cintura, esperando que aparecieran los chicos malos para darles un buen escarmiento.
Pero cuando llegaron los chicos, Leo tuvo miedo y trató de salir corriendo. Sin embargo, pronto lo alcanzaron y lo rodearon. Ya iban a comenzar las bromas y empujones de siempre, cuando Leo sintió la cola de león colgando de su cintura. Entonces el niño, juntando todo su coraje, tensó el cuerpo, cerró los puños, se estiró, levantó la cabeza, miró fijamente a los ojos a cada uno de ellos, y con toda la calma y fiereza del mundo, prometió que si no le dejaban tranquilo en ese instante, uno de ellos, aunque sólo fuera uno, se arrepentiría para siempre, hoy, mañana, o cualquier otro día... y siguió mirándolos a los ojos, con la más dura de sus miradas, dispuesto a cumplir lo que decía.
Leo sintió un gran escalofrío. Debía ser la señal de que se estaba transformando en un león, porque las caras de los chicos cambiaron su gesto. Todos dieron un paso atrás, se miraron unos a otros, y finalmente se marcharon de allí corriendo. Leo tuvo ganas de salir tras ellos y destrozarlos con su nueva figura, pero cuando intentó moverse, sintió sus piernas cortas y normales, y tuvo que abandonar esa idea.
No muy lejos, el mago observaba sonriente, y corrió a felicitar a Leo. El niño estaba muy contento, aunque algo desilusionado porque su nueva forma de león hubiera durado tan poco, y no le hubiera permitido luchar con aquellos chicos.
- No hubieras podido, de todas formas- le dijo el mago- Nadie lucha contra los leones, pues sólo con verlos, y saber lo fieros y valientes que son, todo el mundo huye. ¿Has visto alguna vez un león luchando?
Era verdad. No recordaba haber visto nunca un león luchando. Entonces Leo se quedó pensativo, mirando la cola de león. Y lo comprendió todo. No había magia, ni transformaciones, ni nada. Sólo un buen amigo que le había enseñado que los abusones y demás animalejos cobardes nunca se atreven a enfrentarse con un chico valiente de verdad.

Autor.. Pedro Pablo Sacristan

Cuentos, estimulan la inteligencia.


¿Has observado la expresión de un niño cuando se le narra un cuento? Sea con las clasicas historias o con nuevas que pueda encontrar, vera que sus ojos se agrandan, sonríe con carita de sorpresa, etc. Esta sana costumbre de leer cuentos, ademas de ser divertida, es importante en le desarrollo infantil.
El primer libro de un niño es un cuento. Ademas de desplegar su imaginación, lo acerca a la lectura y la comprensión de textos , lo cual se puede comprobar haciéndole preguntas".Ello le incrementa el vocabulario, pues empieza a entender palabras ''simbólicas'' (por ejemplo, aproximadamente, etc.), y se le puede narrar con algunas palabras nuevas (como potro, en vez de caballo). Aprende organización gramatical (estructura de frase y oraciones, lo que después le servira para escribir), la secuencia de una historia (inicio, situación de crisis y final) y de la lectura en nuestro idioma (de izquierda a derecha). También ayuda a desarrollar la memoria. Muchas veces piden el mismo cuento, porque la repetición les da seguridad al ser una rutina clara, establecida. Por eso, si se altera el final o se corta alguna parte, se dan cuenta.

Hábitos de estudios

Saber si lo que se hace está bien o mal incita al individuo a modificar su conducta para que sea más eficiente en sus estudios. El docente debe iniciar a sus estudiantes la práctica dirigida, es decir, el estudio debe ir bien orientado, o sea, hacerles ver en todo momento los objetivos que pueden alcanzar con su actividad, y que comprendan el propósito del estudio. El estudio no puede motivar al alumno si éste no sabe por qué y para qué lo realiza.
La motivación exige que cada respuesta sea reforzada positivamente, de modo que sirva de preparación para la siguiente, y esta a su vez para otra posterior; con el fin de que el nivel de expectativas se mantenga durante el tiempo preciso. De esta manera la fuerza del hábito se vigoriza como un ejercicio de repetición y fortalecimiento.
Si un educador se propone crear y mantener técnicas y hábitos de estudio en sus alumnos solo cuenta con lo que la escuela posea para reforzar al estudiante entre lo que se encuentra: materiales de estudio bien diseñados y organizados y la buena voluntad, el deseo de enseñar y el afecto del docente.
Recomendaciones, que se deben tener en cuenta para mejorar o desarrollar hábitos de estudio:
 (a) establecer un horario de estudio
 (b) distribución y organización adecuada del tiempo
 (c) preparación continua entre lo que destaca: repasar diariamente las asignaturas, preparar las asignaciones con regularidad, no dejarlo todo para el final
(d) desarrollar hábitos eficientes de lectura como: hacer resúmenes, esquemas, subrayar ideas principales, hacer uso del diccionario
(e) estudiar en un lugar libre de ruidos, con buena iluminación y ventilación.
Muchos de los problemas respecto al éxito en la escuela, giran en torno al desarrollo de los buenos hábitos de estudio y expectativas respecto a las tareas en casa y, afirma que los padres pueden desempeñar un papel importante proveyendo estímulos, ambiente y materiales necesarios para que el estudio sea una actividad exitosa. Algunas de las cosas generales que los adultos pueden hacer incluyen:
 (a) establecer una rutina para las comidas, hora de ir a la cama, estudio y hacer la tarea
 (b) animar a su niño para que esté "listo" para estudiar sólo (concentrar su atención y relajarse),
 (c) ofrecer estudiar con el niño periódicamente.

Castigos ¿Son eficaces?


Cuando las palabras se agotan y no se ven resultados, la mayoría de los padres opta por los castigos, pero ¿son eficaces? muchas veces estos métodos punitivos son ineficaces, padres que castigan a sus hijos con horas extras de estudio o los obligan a estudiar si les va mal en una prueba. O colegios que castigan a sus alumnos dejándolos más tiempo que los demás haciendo tareas. Todas son estrategias que no contribuyen a motivar el estudio sino todo lo contrario.
Lo importante es conocer la capacidad de estudio de los hijos. En ese sentido no es recomendable sobre exigirlos -cuando sus capacidades están al límite- ni sub exigirlos cuando están fracasando, pero claramente pueden rendir más.
En ese sentido se debe diferenciar entre motivar a un hijo al que le cuesta bastante y tiene malas notas, y motivar a uno que no le cuesta y tiene buenas notas.
En ambos casos, sin embargo, lo ideal es llegar a un acuerdo con el menor sobre lo que se espera de su rendimiento en el colegio. Si no lo puede lograr es necesario explorar cuáles son las razones: desmotivación, problemas de aprendizaje, de salud mental, familiares, de relaciones sociales, etc. Muchas veces es necesario consultar a un especialista .
No hay una manera única de motivarlo. A algunos les puede servir proponerles refuerzos si mantienen el rendimiento o acordar qué consecuencias tendrá si no logran el rendimiento que acordaron con sus padres. Lo importante aquí es fomentar la progresiva autonomía de los hijos en el estudio.

Autoestima en los niños

La autoestima es un elemento básico en la formación personal de los niños. De su grado de autoestima dependerá su desarrollo en el aprendizaje, en las buenas relaciones, en las actividades, y por qué no decirlo, en la construcción de la felicidad. Cuando un niño adquiere una buena autoestima se siente competente, seguro, y valioso. Entiende que es importante aprender, y no se siente disminuido cuando necesita de ayuda. Será responsable, se comunicará con fluidez, y se relacionará con los demás de una forma adecuada. Al contrario, el niño con una baja autoestima no confiará en sus propias posibilidades ni en las de los demás. Se sentirá inferior frente a otras personas y, por lo tanto, se comportará de una forma más tímida, más crítica y con escasa creatividad, lo que en algunos casos le podrá llevar a desarrollar conductas agresivas, y a alejarse de sus compañeros y familiares.

Cómo preparar al niño para el aprendizaje de la lectura

Ampliar su vocabulario, explicar el significado de las palabras, corregir los errores y hacer descubrir a nuestro hijo el placer que aportan los libros le ayudarán en su futuro aprendizaje de la lectura. 
Ayudarlos a dominar el lenguaje es un modo de prepararlos, poco a poco, para el aprendizaje de la lectura. Corregirlo cuando pronuncia mal (no hay que dejarle “hablar como un bebé” porque, aunque sea muy divertido, es desastroso para la adquisición del lenguaje), explicarle las palabras que no conoce y participar en el enriquecimiento de su vocabulario leyéndole cuentos.
Comunicar el placer de la lectura
No olvidemos que somos “modelos” para nuestros hijos: cuanto más nos guste a nosotros la lectura, mayor será el entusiasmo y el placer que sentirán ellos por aprender a leer.

¿Como manejar la frustración?

Para aprender a manejar la frustración, es importante que los niños se sientan acogidos en términos afectivos por sus padres. Por ejemplo, si un niño quiere comer dulces justo antes de almorzar y sus papás no lo dejan y él hace un escándalo por eso, lo recomendable es que le digan: ‘entendemos que tienes ganas de comer dulces ahora, porque son ricos y sabemos que te gustan mucho, pero primero tienes que almorzar’. De esta manera, el niño va a sentir que hay una razón que hace que sus papás no le permitan comer dulces en ese momento y aunque igualmente reaccione llorando o haciendo una pataleta, va a sentirse acogido y a entender, tarde o temprano, que tiene que aceptarlo.
Asimismo, es muy probable que un niño tenga mayor habilidad en algunas áreas que en otras, las que son importantes de potenciar y estimular. Este proceso ayudará a que el niño sienta mayor seguridad en sí mismo y a entender que hay cosas que puede hacer de mejor manera que otras porque, especialmente para algunas, ‘es muy bueno’. Esta confianza le hará sentir el convencimiento que puede lograr otras cosas si se esfuerza, aunque en un principio no le resulten como él espera.

Frustración en los nños

Ser capaz de postergar la satisfacción de los deseos, de esperar, de respetar los turnos en una fila, de sobreponerse cuando algo no resulta sin reaccionar impulsivamente, es algo que los niños pueden aprender desde pequeños. Resulta vital ayudarlos a comprender, además, que ciertas cosas están fuera de su alcance y que no todo puede darse como quieren, para que aprendan a disfrutar la vida tal y como se presenta.
Muchos padres se sienten angustiados al ver que sus hijos se desesperan cuando no consiguen lo que desean. Es en ese proceso, como señala la psicóloga Tania Donoso, donde intervienen factores biológicos, de la personalidad y del entorno familiar, que influyen en la capacidad que cada niño tiene para tolerar de mejor o peor manera la frustración.
Sin embargo, los padres deben tener claro que tolerar la frustración es una capacidad que se desarrolla con el tiempo, un proceso que se logra recién a partir aproximadamente de los seis años y luego de un entrenamiento constante.

Importancia del Juego en los niños

A veces resulta difícil a los padres entender por qué juegan sus hijos. Los juegos no siempre tienen un objetivo claramente definido, como sí ocurre con las actividades de los adultos. Pero jugar es muy importante para los niños, y los padres deben tomárselo en serio. Los juegos les ayudan a desarrollar los conocimientos que necesitarán cuando sean mayores. Es un método, al parecer interiorizado en la conciencia del niño, para aprender a ser responsable y dominar una amplia gana de actividades. Los padres que limitan los juegos corren el grave riesgo de entorpecer el desarrollo del niño.
Los padres no deben entrometerse demasiado en los juegos en grupo o en solitario de los niños, excepto para garantizar su higiene y seguridad. Sin embargo, jugar con los niños es necesario para mantener los lazos familiares, mejorar la comunicación, valorar la importancia del juego y proporcionar al niño parámetros de cómo juegan los adultos. También les ayuda a ampliar su gama de juegos y pasa a formar parte de sus actividades creativas.

¿Que es un TEA?

TEA se refiere a un trastorno especifico del aprendizaje que se presenta en niños con CI normal, sin deficiencias sensoriales o motoras severas, ni deprivación sociocultural, ni trastornos emocionales graves, a pesar de todo lo cual no logra un rendimiento escolar adecuado para su edad. Pueden producirse en los niveles de:
- Recepción del contenido (deficiencias en percepción auditiva o visual)
- Comprensión, integración y organización de los procesos asimilados (deficiencias en el pensamiento, insuficiente comprensión del lenguaje o la lectura, incapacidad de efectuar operaciones de cálculo)
- Retención de los contenidos (memoria visual y auditiva)
- Expresión verbal y escrita (dislalias, disgrafias, disortografías)
- Creatividad escolar a partir de los contenidos aprendidos (aprendizaje asociativo mecánico, sin aporte personal)

¿Como detectar un problema de aprendizaje?


Los padres deben estar conscientes de las señales que indican la presencia de un problema de aprendizaje, si el niño:

  -tiene dificultad entendiendo y siguiendo instrucciones;
-tiene dificultad recordando lo que se le acaba de decir;
-no domina las destrezas básicas de lectura, escritura y matemática, por lo que fracasa en el trabajo escolar;
-tiene dificultad distinguiendo entre la derecha y la izquierda, por ejemplo, confundiendo el número 25 con el número 52, la "b" con la "d", y "le" con "el";
-le falta coordinación al caminar, jugar deportes o llevar a cabo actividades sencillas, tales como aguantar un lápiz o amarrarse el cordón del zapato;
-fácilmente se le pierden o extravían sus libros de la escuela y otros artículos;
 no puede entender el concepto de tiempo, se confunde con "ayer", "hoy" y "mañana."
Tales problemas merecen una evaluación comprensiva por un experto que pueda analizar todos los diferentes factores que afectan al niño. Un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar a coordinar la evaluación y trabajar con profesionales de la escuela y otros expertos para llevar a cabo la evaluación y las pruebas ,así clarificar si existe un problema de aprendizaje. 
 Es importante reforzar la confianza del niño en sí mismo,esto es vital para un desarrollo saludable, y también ayudar a padres y a otros miembros de la familia a que entiendan y puedan hacer frente a las realidades de vivir con un niño con problemas de aprendizaje.

¿Que es un problema de aprendizaje?

Los padres se preocupan mucho y se decepcionan cuando su hijo tiene problemas en la escuela. Hay muchas razones para el fracaso escolar, pero entre las más comunes se encuentra específicamente la de los problemas del aprendizaje. El niño con uno de estos problemas de aprendizaje suele ser muy inteligente y trata arduamente de seguir las instrucciones al pie de la letra, de concentrarse y de portarse bien en la escuela y en la casa. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, tiene mucha dificultad aprendiendo y no saca buenas notas. Algunos niños con problemas de aprendizaje no pueden estarse quietos o prestar atención en clase. Los problemas del aprendizaje afectan a un 15 por ciento de los niños de edad escolar.
La teoría es que los problemas del aprendizaje están causados por algún problema del sistema nervioso central que interfiere con la recepción, procesamiento o comunicación de la información. Algunos niños con problemas del aprendizaje son también hiperactivos, se distraen con facilidad y tienen una capacidad para prestar atención muy corta.
Los especialistas de niños y adolescentes nos aseguran que los problemas del aprendizaje se pueden tratar, pero si no se detectan y se les da tratamiento adecuado a edad temprana, sus efectos pueden ir aumentando y agravándose. Por ejemplo, un niño que no aprende a sumar en la básica no podrá aprender álgebra en la media. El niño, al esforzarse tanto por aprender, se frustra y desarrolla problemas emocionales, como el de perder la confianza en sí mismo con tantos fracasos. Algunos niños con problemas de aprendizaje se portan mal en la escuela porque prefieren que los crean "malos" a que los crean "estúpidos."