A veces resulta difícil a los padres entender por qué juegan sus hijos. Los juegos no siempre tienen un objetivo claramente definido, como sí ocurre con las actividades de los adultos. Pero jugar es muy importante para los niños, y los padres deben tomárselo en serio. Los juegos les ayudan a desarrollar los conocimientos que necesitarán cuando sean mayores. Es un método, al parecer interiorizado en la conciencia del niño, para aprender a ser responsable y dominar una amplia gana de actividades. Los padres que limitan los juegos corren el grave riesgo de entorpecer el desarrollo del niño.
Los padres no deben entrometerse demasiado en los juegos en grupo o en solitario de los niños, excepto para garantizar su higiene y seguridad. Sin embargo, jugar con los niños es necesario para mantener los lazos familiares, mejorar la comunicación, valorar la importancia del juego y proporcionar al niño parámetros de cómo juegan los adultos. También les ayuda a ampliar su gama de juegos y pasa a formar parte de sus actividades creativas.
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